miércoles, 20 de noviembre de 2013

TITO EL PECESITO


Tito el pececito


Javier tenía un pez llamado Tito.
Cuando volvía del colegio se quedaba mirándolo nadar en su pecera redonda.
Le encantaban sus colores y el movimiento de sus aletas.
Lo veía como con su pequeña boca dibujaba la O y Javier le decía O de océano.
Siempre que volvía del colegio subía a su habitación a ver a Tito.
Su mamá le subía la merienda y comía junto al pececito y siempre le decía: O de océano.
Una tarde al volver del colegio, nota en Tito algo extraño, abría la boca de forma diferente, parecía que decía una A y no una O.
Javier le dijo a Tito: A de aleta.
Pero al día siguiente el pececito describía una E, la I y también la U.
Javier quedó alucinado al notar que su pececito podía deletrear las vocales.
Bajó de inmediato a contárselo a su madre, que hablaba por teléfono con su tía, y ella se rió de la imaginación de Javier y le relataba a su tía lo sucedido con gracia.
A Javier le molestó la actitud de su mamá y pensó que sería mejor no insistir con el tema.
El pececito comenzó con la A, B, C y D.
Para la sorpresa de Javier el pececito conocía el abecedario.
Se preguntó una y otra vez, como podía ser, que su pececito aprendiera solo el abecedario, y recordó que Tito antes de vivir en su casa, vivía en la escuela.
En el aula de primaria y que durante el verano, la maestra pidió que alguien se lo llevara a casa para cuidarlo y ese alguien había sido Javier. Como el pececito estaba a gusto en su habitación se
quedó y al colegio no volvió.
Ahora Javier entendía donde había aprendido Tito el abecedario.
¡En la escuela!.
Javier todas las tardes mientras merendaba le iba recordando las letras a Tito.
E, F, G, H, I, J, K, otro día L, M, N, O, P, y al día siguiente Q, R, S, T, V, W, X, Y y Z.
Finalizaba el abecedario y volvía a empezar.
El pececito imitaba la postura de la boca de Javier.
Un día, ante la sorpresa de Javier el pececito comenzó a juntar letras y formar palabras.
Javier no entendía lo que decía el pececito y se le ocurrió una idea.
Apuntaría en un papel las letras que el pececito iba diciendo para formar la palabra, y comenzó a apuntar lo que le deletreaba Tito:
B, A, R, C, O.
- Barco, quieres decir barco tito. ¡Exclama Javier!.
Y tito continúa,
O, L, A, S: olas, dijo Javier.
R, E, D: red, gritó alegre.
Tito estaba agotado y no intenta decir más nada.
Barco, olas y red. Pensaba Javier. ¿Qué le habrá querido decir Tito?.
Al día siguiente, repetía lo mismo. Barco, olas y red. Pasaban las semanas y Tito solo decía esas palabras, hasta que un día agregó M, A, R.
Javier le dijo a Tito con la voz temblorosa: -¿Qué me estás queriendo decir Tito?
Tito deletrea nuevamente: - O, L, A, S y agrega - J, U, G, A, R.
Javier le dice: - ¿Quieres jugar con las olas Tito?.
Tito contenta con una N y una O.
Javier se sintió muy triste por no poder entender a Tito.
Pasó unos días sin jugar con él, pero decidió no darle la espalda e intentar comprenderlo.
Javier se sentó frente a la pecera con un lápiz y papel.
Unía las palabras: Olas, barco, red, jugar.
Pensaba, pensaba, pensaba.
Y PUM, descifró el acertijo de Tito.
Se acercó a la pecera y le dijo a Tito: - ¿Jugabas con las olas y una red de barco te atrapó?
Por desgracia de Javier, Tito contestó: -S, I
Javier deja de lado al pececito por unos días y pensaba:
¿Tal vez Tito solo quiere contarme su historia?. ¿Querrá irse de nuevo a jugar con las olas? Le daba miedo pensar que podía separarse de Tito.
Javier toma coraje y se acerca a la pecera para salir de dudas y el pececito se adelanta deletreando: -L, I, B, E, R, T, A y D.
A Javier no le quedaban dudas. ¡Tito quería ser libre! Y estaba en su derecho.
Javier le dijo: -¿Tito tu me quieres?
Y tito contesta S, I.
Javier le pregunta: -¿Entonces porqué te quieres ir?
Tito contesta: C, A, S, A.
Javier le dice que ésta es su casa.
Y tito le contesta. M, A, R.
Javier comprendió que su casa era el mar, donde estaban sus amigos, donde podía jugar con las olas y gozar de la libertad. Entendió que si quería a Tito debía darle libertad.
Tito deletrea: M, U, E, L, L, E y a continuación F, A, R, O.
Javier no entendía.
Tito le deletrea: V, E, R, A, N, O.
Y Javier comprende lo que Tito le quería decirle:
Que podían verse los veranos en el muelle junto al faro.
Lo dice en voz alta y Tito responde: S, I.
Javier se fue a dormir con una sonrisa y una solución.
Al día siguiente les pidió a sus padres que lo acompañaran al muelle del faro y arrojó a Tito al mar.
Todos los veranos Javier se pone sus aletas, sus gafas de agua y lleva un puñado de pan al mar. Se encuentra con Tito y pasan un día fenomenal.
Colorín colorado este cuento pasado por agua, se ha acabado.         FERNANDA VERGARA

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